Ahora que han visto al Gobierno caer en torpezas de nivel amateur como la del caso $LIBRA, y todavía inquietos ante una encrucijada cambiaria cuya salida desconocen, algunos empresarios han empezado a plantear dudas sobre el programa económico.
Siempre sin levantar la voz, desde ya, porque observan a Milei atento a la crítica y tampoco quisieran desestabilizarlo.
Pero hay, por ejemplo, un reproche que traen desde que asumió: quisieran al menos poder interceptarlo y hablarle cinco minutos en actos en los que suelen cruzarse con él.
Imposible para la mayoría: no parece ser el estilo del líder libertario, que ya en campaña atribuía esas reuniones a ejercicios de lobbying..